El trabajo de los de abajo la pirámide enriquece a los hacía la parte superior. Para mantenerse estable, la economía tiene que atraer más y más recursos—colonizando nuevos continentes, fuerzas laborales y aspectos de la vida diaria. Las resultante desigualdades sólo pueden mantenerse por una fuerza cada vez mayor.
Nos animan a competir unos contra otros para mejorar nuestra posición de forma individual. Pero no hay suficiente espacio en la parte superior para todos nosotros, no importa que tan duro trabajemos- ningún esquema de pirámide puede seguir expandiéndose para siempre. Tarde o temprano está obligada a estrellarse: calentamiento global y recesión son solo las primeras señales de advertencia. En lugar de hundirnos con los Faraones, unamos fuerzas para establecer otra forma de vida.