En la siguiente entrevista, dos anarco-punks de toda la vida relatan el resurgimiento del anarquismo en Brasil después del fin de la dictadura militar, trazan la suerte de los movimientos sociales a través del ascenso y caída del gobierno de izquierdas del Partido de los Trabajadores y describen la situación de los pueblos e iniciativas de solidaridad Indígenas en la actualidad, bajo el régimen de extrema derecha de Bolsonaro.
Andreza y Josimas han estado involucradxs en el anarquismo y el activismo durante varias décadas, tocando en grupos, organizando eventos y publicando discos, fanzines y libros. Josimas fue una de las personas que fundó Germinal (2000) y Andreza participó en la fundación del Espaço Impróprio (2003), dos importantes colectivos anarquistas autónomos en São Paulo. Josimas ha tocado en las bandas Execradores, Metropolixo, Clangor, Diskontroll y Amor, protesto e ódio. Andreza ha tocado en Skirt, One Day Kills, Out of Season y Retórica. Además, han tocado juntxs en Você Tem que Desistir y TuNa.
Sus proyectos actuales incluyen Semente Negra (“Semilla Negra”), proyecto ecológico en la selva atlántica y la ubicación de Cultive Resistência (“Cultiva Resistencia”), colectivo que promueve la cultura del bricolaje, la permacultura, el anarquismo, el punk y el feminismo, antirracismo, veganismo, cuestiones LGBTQIA + y derechos Indígenas; No Gods No Masters, que engloba la distribuidora y un festival anual que recibe a anarquistas, punks e Indígenas de todo el mundo; y Vivência na Aldeia, un proyecto de solidaridad indígena que lleva nueve años en marcha.
Muchas gracias a Karen por ayudar con la traducción.
En la década de 1980, cuando surgió el anarco-punk en Brasil, ¿qué legado había quedado de las anteriores generaciones del anarquismo brasileño? ¿Cómo de significativo fue en el renacimiento del anarquismo en Brasil en las décadas de 1980 y 1990?
El movimiento anarco-punk en Brasil surgió a finales de la década de 1980, como resultado de una conciencia política más activa dentro del movimiento punk en general. En Brasil, habían existido durante mucho tiempo grupos de punks que se peleaban entre sí; esto originó la necesidad de crear una conciencia política más profunda. A mediados de la década de 1980, cuando Brasil todavía estaba gobernado por una dictadura militar, algunos colectivos anarquistas retomaron su organización y algunxs punks decidieron involucrarse. Estaba el centro pro-COB (Confederação Operaria Brasileira y Juventude Libertária (el primer grupo de la Juventud Libertaria brasileña), en el que ya se podían encontrar algunxs punks. Sin embargo, cuando se volvió a poner en marcha el proyecto Centro de Cultura social—proyecto de más de medio siglo de antigüedad que había sido perseguido y cerrado durante la dictadura militar—estxs jóvenes punks encontraron un punto de referencia.
Lxs compañerxs de CCS de más edad retomaron el proyecto en 1985. Tenían mucha fuerza de voluntad y organizaron varias actividades de concienciación política y cultura anarquista. También montaron una biblioteca con una amplia variedad de libros y periódicos anarquistas, que sirvió de base para una poderosa convergencia entre la cultura punk y el anarquismo.
La dictadura militar terminó en 1985. Cuando lxs anarquistas de más edad regresaron a las calles, lxs punks se les acercaron; hubo varias discusiones sobre estxs jóvenes de las afueras con sus extrañas ropas y peinados y su música a todo volumen. Algunxs de lxs anarquistas más antiguxs sirvieron de inspiración—especialmente Jaime Cuberos (1926-1998), que veía a lxs punks como lxs nuevxs anarquistas. Ofrecieron fuentes cruciales de aprendizaje para una nueva generación que buscaba una lucha social que fuera más allá de la rebelión.
En 1989 y 1990 tuvieron lugar en Brasil dos encuentros punk libertarios1, reuniendo a punks que ya se identificaban con el anarquismo. A principios de la década de 1990, surgió el Movimiento Anarco-Punk, especialmente en São Paulo y Río de Janeiro. Pronto se extendió también a otras ciudades, especialmente en los estados del noreste de Brasil—una de las regiones más pobres del país. Había una necesidad radical de organizarse colectiva y federativamente en el escenario político que surgió tras la dictadura militar. La situación social de la población del país era horrible; la tasa de inflación mensual alcanzó el 140%. En respuesta, la juventud pidió a la gente que se organizara y luchara—y una parte considerable de esta juventud estaba compuesta por punks brasileñxs.
En consecuencia, aparecieron colectivos anarco-punk en la mayoría de las grandes ciudades de Brasil, y también en varias ciudades más pequeñas. Estos colectivos trabajaron juntos para organizar manifestaciones, conciertos, discusiones y grupos de estudio y para escribir artículos. En este momento también se formaron muchos grupos de música.
Finalmente, algunos de estos colectivos se involucraron en otras luchas sociales, incluido el feminismo, las luchas antirracistas y grupos sociales antifascistas.
Es importante decir que, en Brasil, el anarco-punk siempre ha sido una definición política, no un género musical. En Brasil, las bandas anarco-punk son bandas formadas por personas involucradas en el movimiento anarquista y el punk underground.
¿El punk adoptó una forma diferente en Brasil debido a la forma en que el contexto racial y colonial difiere de Europa?
Sí, en Brasil, el punk surgió como parte de una oposición social a la dictadura militar. En Brasil, más del 60% de las personas son negras; el punk surgió en las afueras de las ciudades, donde esta cifra representa el 85% de la población. En un escenario en el que lxs jóvenes Negrxs sin recursos no tenían esperanzas de mejorar su calidad de vida, tampoco existían programas sociales o culturales que lxs apoyaran. Al mismo tiempo, a menudo había violencia abierta como parte de esta opresión. En consecuencia, la lucha anarquista y la lucha por la supervivencia estaban interrelacionadas.
Este escenario es menos común en países donde las personas tienen un nivel de vida más alto, como en Europa, por ejemplo. En Brasil, el punk surgió como una respuesta rebelde a la opresión estatal, como una lucha por la supervivencia y como una alternativa cultural. Esto es común en América Latina. Estos países han sido invadidos y explotados; están habitados por descendientes de pueblos esclavizados. Aquí las diferencias sociales y económicas son enormes. En Brasil, lxs jóvenes Negrxs que viven en algunas de las periferias urbanas rara vez llegan a los 25 años sin ser encarceladxs o asesinadxs. Esta realidad determina cómo luchamos como latinoamericanxs; también ilustra las diferencias entre países latinoamericanos y europeos. Muchxs punks son descendientes de poblaciones esclavizadas Indígenas o afrodiaspóricas. Aquí, la gente lucha, sobre todo, por sobrevivir.
¿Cómo se relacionaban lxs punks y lxs anarquistas con los movimientos autónomos de los noventa?
A medida que el movimiento anarquista regresó a las calles y surgió la conciencia política anarquista dentro de los círculos punk, hubo una convergencia de diferentes luchas sociales que invocaron la necesidad de trabajar de manera conjunta con diferentes colectivos.
Cuando el MST (Movimento Sem Terra, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra) comenzó a expandirse y a okupar granjas, fue muy inspirador. Esta fue una acción directa contra la injusticia infligida a un gran número de personas, que no tienen acceso a la tierra en la que vivir y producir sus propios alimentos, mientras que unas pocas personas poseen estados enteros de tierras agrícolas no utilizadas. Al mismo tiempo, las personas involucradas en el MTST (Movimento dos Trabalhadores Sem Teto, el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo) okuparon edificios abandonados en las grandes ciudades para que sirvieran de hogar a quienes vivían en la calle.
Estos dos movimientos nos inspiraron porque eran acciones populares legítimas en las que participaban personas que sufren privaciones a causa de su historia. Inicialmente, nos comprometimos con estos movimientos a través de acciones solidarias, apoyo y participación en las primeras líneas de las manifestaciones. Algunxs anarco-punks se trasladaron a okupas del MTST y tierras okupadas por el MST, convirtiéndose en una parte efectiva de estas luchas.
En la década de 1990, anarquistas y anarco-punks trabajaron codo con codo con muchas luchas, tanto aprendiendo de ellas como enseñándolas y apoyándolas. Esto incluyó grupos de apoyo para luchas antimilitaristas (incluida la objeción de conciencia), grupos de apoyo para gente encarcelada, ACR (Anarquistas contra el Racismo) y grupos anticapitalistas… Existía un sentimiento de que lxs rebeldes que estaban involucradxs en la lucha debían estar unidxs.
A principios de la década de 2000, surgió el movimiento antiglobalización en Brasil. Tenía una base anarquista, pero también estaba en línea con varias otras luchas crecientes en todo el país. Esta organización reunió a varios frentes anarquistas, así como a otros movimientos de lucha social. Después de varios grupos de estudio, la gente creó People’s Global Action—movimiento anticapitalista radical que organizó varias manifestaciones en Brasil. Lxs participantes experimentaron una considerable represión policial, pero también hubo mucha fuerza del lado rebelde.
¿Cómo afectó la elección de (el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores Luiz Inácio da Silva) Lula da Silva al escenario político en el que estabais organizándoos y los movimientos en los que participabais?
Antes de que Lula fuera elegido, habíamos tenido varios debates sobre nuestra posición con respecto a las elecciones. Veníamos anunciando el voto nulo desde la “redemocratización” (fin de la dictadura) y las primeras elecciones. Sin embargo, en esas primeras elecciones, en 1989, algunos colectivos anarquistas y punk de la zona obrera tenían tendencia a votar por Lula, ya que era una zona donde había vivido Lula y donde también tuvieron lugar varias luchas sindicales. En las siguientes elecciones, el apoyo a Lula aumentó significativamente entre los movimientos de izquierda, incluidos el MST y MTST, así como otros grupos populares. Estábamos interconectadxs con varios colectivos involucrados en luchas sociales, incluidos algunos que apoyaban a Lula, entre los que también había algunxs anarquistas. En ese momento, el movimiento anarco-punk ya no estaba organizado de la forma en que lo había estado antes. Varios colectivos habían dejado de existir y algunas de esas personas se unieron a otros grupos de lucha.
En 2002, Lula fue elegido y había grandes esperanzas de que apoyara las luchas sociales populares en Brasil. Varios grupos de lucha social y colectiva esperaban cambios. Hubo un período muy largo de estancamiento social en Brasil. Varios colectivos discutieron problemas básicos relacionados con luchas de causas concretas como forma de abordar necesidades específicas. Desafortunadamente, sentimos que esto nos debilitó mucho en lo que respecta a la lucha colectiva. Para dar solo un ejemplo—durante los gobiernos del PT (Partido de los Trabajadores), vimos muy pocas victorias en la demarcación de tierras Indígenas, en realidad incluso menos que antes, aunque había grandes esperanzas de que esto fuera diferente. Fue como si hubiéramos hecho una pausa en muchas luchas.
¿Qué papel han jugado los centros sociales en la organización punk y anarquista en Brasil?
El Centro de Cultura Social ha sido uno de los centros sociales más importantes de Brasil. Comenzaron en 1933 y han estado activxs hasta la actualidad. Organizan conferencias, encuentros todos los sábados y grupos de teatro. También tienen una enorme colección histórica. Otros muchos centros sociales surgieron de la unión del anarquismo y el punk. En Salvador, en el noreste de Brasil, el proyecto anarquista Quilombo Cecilia unió anarquismo, punk y luchas Negras; el nombre es una referencia a la Colonia Cecilia (comuna anarquista brasileña que existía en la década de 1890). En São Paulo, estaba la Comuna Goulai Poulé, un centro cultural anarco-punk; Centro de Cultura Social da Vila Dalva; Centro Cultural O Germinal; y Espaço Improprio, un centro social que estuvo activo durante ocho años y unió el anarquismo, el punk, el veganismo, el feminismo y la política queer y acogió a varios colectivos. La gente también okupó algunos edificios en la década de 1990—algunos de los cuales siguen okupados en la actualidad. Además, varias casas anarquistas se convirtieron en centros sociales donde la gente se reunía para construir proyectos, realizar reuniones y compartir experiencias.
Estos lugares siempre han servido como recursos para que lxs jóvenes se reúnan, encuentren material anarquista y participen en actos de divulgación política.
El capitalismo y las enormes diferencias sociales que existen en el país son problemas importantes que nos afectan. La historia de estos centros sociales está marcada por esta realidad, que ha obligado a cerrar varios centros sociales por los costes de mantenimiento de estos espacios.
¿Cómo prepararon la organización anarquista y los movimientos autónomos el escenario para los poderosos movimientos de 2013 en Brasil?
Después de que el Partido dos Trabalhadores (el PT o Partido de los Trabajadores) accediera al poder, la calidad de vida aumentó en algunos sectores de la población brasileña y se lograron algunos beneficios y derechos. Sin embargo, las formas de cambio social más necesarias nunca habían formado parte del plan del PT, y esto se hizo evidente cuando la candidata del PT Dilma Rousseff fue elegida presidenta después de Lula. La mayoría de lo que lxs anarquistas habían avisado antes de las elecciones se hizo evidente para muchas personas. La rebeldía aumentó en diferentes sectores de la sociedad. Movimientos como el MST y otros que llevaban años sin organizar manifestaciones decidieron que era hora de mostrar su descontento, concluyendo que aún tenían mucho por lo que luchar. Durante el posterior levantamiento en el que tomaron parte los movimientos sociales, que habían estado esperando más de diez años a lo que Lula había prometido, el gobierno se centró en criminalizar a lxs manifestantes; esta actitud hizo que las manifestaciones estallaran realmente. Comenzó con la lucha contra el aumento del coste del pasaje de autobús. Pronto, las protestas relacionadas con otras muchas necesidades se incorporaron a las manifestaciones. El país estalló en llamas. Aunque no había unidad, la gente anhelaba un cambio.
Al mismo tiempo, una cada vez más numerosa parte de la población que pronto se convertiría en una clase media fortalecida, se volvió contra las personas sin recursos y lxs que vivían en las afueras de las ciudades. Lo que sucedió pareció ser un movimiento para evitar que aquellxs que estaban realmente mal, salieran de la mala situación en la que siempre habían vivido. Fue algo así como lxs pobres contra lxs más pobres, y una atmósfera de derechas comenzó a surgir en muchas manifestaciones. Aunque los grupos radicales estaban divididos en pequeños grupos de afinidad, estaban unidos; las manifestaciones continuaron en 2013 y en 2014, antes y durante la Copa del Mundo de 2014.
Creemos que no estábamos realmente preparadxs para estas manifestaciones. Los colectivos y las personas hicieron lo que pudieron con las herramientas que tenían. Lograron conectarse entre sí poco a poco en un intento de construir una red. Quizás habíamos estado mejor preparadxs antes de que el PT asumiera el poder, pero el período del gobierno del PT desmanteló algunas de nuestras conexiones y debilitó algunas de nuestras estrategias. La gente parecía estar esperando a ver qué pasaba—y lo vieron. Echando la vista atrás, creemos que cometimos el error de no crear una estructura autónoma en oposición al Estado, independientemente del partido que estuviera en el poder.
Describe el festival que organizáis, No Gods No Masters fest.
El colectivo del que formamos parte, Cultive Resistência, utiliza varias herramientas para la acción. Una de estas herramientas es la prensa y la distribuidora No Gods No Masters, que edita, publica y distribuye libros, fanzines y discos.
La idea del festival surgió cuando percibimos la urgencia de unirnos en un solo lugar para discutir los temas sobre los que escribimos en las revistas y libros, los temas que afectan a la vida de las personas. Durante tres días, música, conferencias, talleres, películas, exposiciones y debates se llevan a cabo en nuestra casa, Espaço Cultural Semente Negra, que se encuentra en el bosque en un pequeño pueblo, Peruíbe, en el estado de São Paulo. Nuestra propuesta es unir diferentes formas de resistencia que incluyen el anarquismo, la política queer, el feminismo, el veganismo, las luchas Negras e Indígenas, el punk y otras propuestas relacionadas con la lucha.
Lxs anarquistas Negrxs han presentado actividades en el festival, trayendo sus diferentes realidades y expectativas a esta colectividad mixta.
Hay varias comunidades Indígenas donde vivimos. Hemos desarrollado un proyecto para apoyar estas comunidades y hemos trabajado con ellas desde 2012. Ha sido muy importante involucrar a los pueblos Indígenas en el festival. Traen su cultura, su forma de ver el mundo, su música, su experiencia con las hierbas medicinales y sus formas de resistencia. Son personas que existen todo el tiempo como resistencia. No tienen opción de decidir si pueden ser resistencia o no. Si dejan de resistir, mueren.
¿Cómo cambió la elección de Bolsonaro el contexto político de los movimientos populares?
Hubo algunos procesos bastante complicados durante la campaña presidencial de 2018. Quizás fueron las elecciones más violentas que jamás hayamos visto. Algunxs anarquistas optaron por votar por políticxs que se postulaban contra Bolsonaro como estrategia para apoyar a las mujeres, lxs Negrxs y lxs Indígenas; otrxs mantuvieron la campaña por el voto nulo, lo que generó una discusión muy compleja dentro del anarquismo brasileño.
Después de las elecciones, hubo cierto pánico, ya que experimentamos una ola de violencia de la derecha en las calles. Esta violencia sigue siendo muy fuerte, pero también vimos un reagrupamiento de movimientos sociales. Colectivos que se habían estado organizando en grupos de afinidad se abrieron para unir fuerzas y construir algo más fuerte. Se llevaron a cabo varias huelgas, así como muchas manifestaciones antifascistas y antirracistas. Creemos que la gente ha llegado a comprender que es necesario apoyar las luchas de lxs demás en lugar de simplemente luchar por una necesidad específica.
¿Cuál es la situación de los pueblos Indígenas bajo el mandato de Bolsonaro? ¿Cómo se organizan los pueblos Indígenas?
Este puede ser uno de los peores momentos desde la llegada de lxs europexs a América. Cuando se trata de acciones criminales contra los pueblos originarios, se otorga legitimidad e impunidad a lxs perpetradorxs. Las tierras Indígenas han sido invadidas y atacadas, los bosques han sido incendiados, lxs líderes Indígenas han sido asesinadxs, los derechos Indígenas han sido arrebatados, se está promoviendo el odio popular contra lxs Indígenas. Y todo esto es un plan organizado por el gobierno de Bolsonaro.
A finales de 2019, Bolsonaro inició el proceso de militarización de FUNAI [la Fundação Nacional do Índio, o Fundación Nacional Indígena], una institución pública responsable de la demarcación de tierras Indígenas y de atender las necesidades de los pueblos Indígenas. Inmediatamente, hubo okupaciones en los edificios de la FUNAI contra esta militarización. Aquí, en nuestra región, 300 Indígenas okuparon el edificio y lucharon durante 28 días contra la militarización de FUNAI. Esto también sucedió en otras ciudades de Brasil. Desafortunadamente, lxs militares se hicieron con los puestos de dirección de la FUNAI y, como resultado, esta dejó de apoyar a familias y proyectos sociales que tienen como objetivo apoyar a las comunidades Indígenas. En consecuencia, la lucha se ha vuelto más intensa pero también más peligrosa, especialmente en la Amazonía y en los estados donde hay grandes granjas ganaderas. En todo Brasil, la gente está luchando por sobrevivir y es importante que lxs rebeldes apoyemos esta resistencia.
Describid el trabajo solidario en el que participáis.
Usamos varias herramientas de lucha y aspiramos a la autonomía. Una de estas herramientas es la permacultura: planificar entornos sostenibles y utilizar técnicas ecológicas para construir casas con terreno y material local. En 2012, fuimos invitadxs a apoyar a las nuevas comunidades Indígenas que se estaban estableciendo en nuestra región. El área había estado dominada anteriormente por una empresa minera que había expulsado a los pueblos Indígenas de su propia tierra y había explotado sus recursos naturales durante más de 50 años.
Al principio, comenzamos apoyando la construcción de viviendas en las comunidades. Luego, con el tiempo, nos involucramos en ayudar a abordar diversas necesidades relacionadas con las familias y sus luchas.
Nuestra función principal es servir de apoyo a los proyectos de las comunidades Indígenas. La idea es reforzar la autoestima de la comunidad, romper los prejuicios, celebrar actos conjuntos para hacer realidad los sueños de la comunidad, pero sobre todo, permanecer juntxs en la resistencia y la lucha.
Estas familias llevan toda la vida luchando por sus tierras. Han sido perseguidxs por los jesuitas, por agricultorxs, por especuladorxs inmobiliarixs, por empresas mineras. Desde el año 2000, año en que consiguieron tomar el control de su tierra, luchan por permanecer en este territorio, mientras recuperan su cultura y su forma de vida.
Lxs apoyamos en sus luchas; en la construcción de sus casas, comedores comunitarios, áreas de cultivo de hortalizas y saneamiento ecológico; en cursos y talleres; y en sus luchas contra el Estado. Todo esto se construye a través de relaciones horizontales y nuestro punto de partida son siempre los deseos de la comunidad.
¿Hay otros ejemplos en Brasil de anarquistas y comunidades Indígenas trabajando juntxs?
Hay personas que apoyan esta lucha y algunxs anarquistas, cuyxs abuelxs son Indígenas también, que han buscado vivir dentro de las comunidades Indígenas y sus luchas. También hay algunos colectivos solidarios que trabajan con diferentes grupos étnicos en varios lugares de Brasil.
Ahora, con la pandemia, esto se ha vuelto más efectivo y hay una red que federa colectivos anarquistas que apoyan las luchas Indígenas. Este es un proceso en curso.
¿Cuáles son algunos de los desafíos en el trabajo de solidaridad indígena?
En Brasil, hay innumerables luchas y debemos ser conscientes de muchas cosas diferentes a la vez. Hay colectivos enfocados en temas específicos, pero entendemos que es importante apoyar el mayor número de luchas posible, para no dejar a nadie atrás. Debido a la cantidad de luchas y a una economía en decadencia, apoyar a las poblaciones que viven al borde de la miseria o en la miseria absoluta se convierte en un desafío, ya que ya no pueden mantener sus formas de vida. La vida de las familias Indígenas son luchas eternas por la supervivencia y, la mayoría de las veces es necesario hacer todo en base a la solidaridad y con escasos recursos.
La falta de recursos y el pequeño número de personas que luchan en tantos frentes son desafíos enormes junto con nuestra lucha por la supervivencia. Abrazar la lucha indígena, que es la lucha más constante en Brasil, significa renunciar a nosotrxs mismxs a tiempo completo, para minimizar los impactos de la cultura occidental y el capitalismo en estas familias.
¿Hay puntos en común que conectan vuestras experiencias en el movimiento anarco-punk y las comunidades Indígenas?
Sí, hay conexiones increíbles que hemos notado a lo largo del tiempo, viviendo cerca de las comunidades. La red de apoyo mutuo, las asambleas, la importancia de la música como herramienta de lucha, la relación con la educación, la toma de decisiones por consenso, viajar de una comunidad a otra, cuidarnos unxs a otrxs. Todo esto nos es familiar por las tradiciones punk en las que creemos y que queremos mantener vivas en nuestras propias vidas.
La principal diferencia, en nuestra opinión, es su relación con la naturaleza, con el planeta. Nuestrxs compañerxs Indígenas se ven a sí mismxs como parte de la naturaleza junto con todxs lxs demás animales y plantas, mientras que nosotrxs, como personas de la civilización, intentamos desconectarnos, creando crisis dentro y fuera de nosotrxs mismxs.
¿Cómo puede la gente apoyar vuestros proyectos y otros importantes proyectos anarquistas e Indígenas en Brasil?
Nos centramos en tres proyectos. Semente Negra, nuestro centro social, que está ubicado en medio de la Selva Atlántica, es el lugar donde estamos trabajando con la permacultura además de un estudio de serigrafía, un estudio de grabación, nuestra imprenta y nuestra casa. No Gods No Masters es nuestra editorial y distribuidora de punk, anarquismo, feminismo, veganismo y otros materiales relacionados con la lucha. Y Vivência na Aldeia es nuestro proyecto solidario trabajando con comunidades Indígenas.
Mantener todos estos proyectos es laborioso, pero ha sido parte de nuestras vidas durante muchos años. Esto es lo que somos y ponemos toda nuestra energía en ello. A veces nos vemos obligadxs a dar pasos más pequeños y elegir qué priorizar porque no tenemos el dinero necesario para todas las cosas que nos gustaría hacer. Ponemos un esfuerzo especial en todas las cosas que se pueden lograr sin involucrar dinero. Esto tiene un significado muy importante porque es el espacio donde podemos practicar las cosas de una manera más personal, a través de relaciones de amor y amistad. Esto es lo que buscamos construir en todos nuestros proyectos y con todas las personas con las que colaboramos.
En tiempos normales, tratamos de recaudar fondos para las campañas de solidaridad y para proyectos dentro de las comunidades Indígenas a través de los actos que organizamos y la venta de camisetas. Todas las actividades en sí mismas se realizan en colaboración con las comunidades. Sin embargo, nunca podemos recaudar lo suficiente debido a la cantidad de problemas a los que se enfrentan estas comunidades, las luchas que tienen que librar y los sueños que aspiran cumplir.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, hemos creado una tienda online para ayudar a vender artesanía de nuestrxs compañerxs con el fin de asegurar que no tengan que dejar sus tierras para venderlas y para que las familias sigan viviendo y produciendo su cultura. Poco después, ayudamos a iniciar una campaña denominada Alimentação e Vida na Aldeia (“Alimentación y Vida en la Aldea”), que tiene como objetivo lograr la soberanía alimentaria de las once comunidades de la zona, un total de aproximadamente 500 Indígenas. Lamentablemente, como hemos dicho, este terreno está ubicado en una zona devastada por una empresa minera, por lo que la siembra sigue siendo un gran desafío. Por lo tanto, la campaña tiene como objetivo llevar alimentos e información a las comunidades.
Necesitamos concienciar sobre la realidad de las luchas sociales en Brasil y la situación a la que se enfrentan los pueblos Indígenas. Necesitamos generar apoyo para una amplia gama de proyectos. La solidaridad, la lucha y el apoyo mutuo son nuestras mejores armas.
Puede obtener más información sobre estos proyectos a través de los sitios web:
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En Estados Unidos, la palabra “libertarix” ha sido apropiada por quienes sólo se preocupan por la libertad de beneficiarse a costa de lxs demás y defender sus ilícitos beneficios. En el resto del mundo, significa exactamente lo que se espera que signifique: antiautoritarix. ↩