El 24 de abril, estudiantes, profesores y miembros de la comunidad se reunieron en el campus de la Universidad de Texas en Austin para manifestarse contra la complicidad de la administración universitaria en el genocidio en curso en Gaza. Temiendo que se repitieran los disturbios ocurridos en la Universidad de Columbia y en otros lugares del país, las autoridades del campus movilizaron a un gran número de policías. Sin embargo, a pesar de las detenciones y la violencia, los y las manifestantes se impusieron a la policía. En el siguiente informe, las personas que participaron describen lo que aprendieron.
Hace ya seis meses que se llevan a cabo acciones de solidaridad dirigidas por estudiantes en las universidades. En la última semana, sin embargo, se han intensificado, con acampadas y paros en más de 40 campus de todo el país. Estudiantes de lugares tan lejanos como Australia, Italia y Francia han organizado sus propias acampadas y otras protestas en solidaridad. En las últimas 48 horas, han aparecido nuevos campamentos en al menos catorce campus estadounidenses, incluidos al menos tres campamentos -en Atlanta, Filadelfia y Washington DC- que son colaboraciones interinstitucionales. La policía ha desalojado algunos de ellos, pero otros siguen resistiendo. Durante el mismo periodo de tiempo, al menos seis escuelas han acogido manifestaciones. Dos acampadas escolares tomaron edificios del campus.
A raíz de los acontecimientos que se describen a continuación, miembros del profesorado de la UT publicaron una valiente declaración en apoyo de los y las manifestantes y se unieron a algunos de los y las estudiantes organizadoras que fueron detenidas ayer para organizar una concentración masiva para hoy, que atrajo a 2000 personas al East Lawn. En sus discursos, algunos de los y las activistas estudiantiles relacionaron directamente el movimiento en curso con el levantamiento nacional que tuvo lugar en 2020 en respuesta a los asesinatos de George Floyd, Breonna Taylor y otros.
La defensa de un territorio concreto proporciona al movimiento un lugar en el que cohesionarse y abre un espacio en el que las personas participantes pueden entablar relaciones y pasar por un proceso de desarrollo político. Al mismo tiempo, proporciona a los adversarios un objetivo fijo contra el que dirigir la presión. Defender campamentos al aire libre es más difícil que defender ocupaciones en recintos cerrados, aunque estas últimas puedan entrañar mayores riesgos jurídicos. En ambos casos, lo que ocurre fuera y alrededor de la respuesta policial suele determinar el resultado al menos tanto como lo que ocurre dentro de la ocupación. Como demostró la ocupación de edificios en Cal Poly Humboldt, la policía sólo puede asediar y desalojar ocupaciones si no se ve asediada ella misma.
A los y las organizadoras actuales del campus les vendría bien leer las reflexiones de los y las participantes sobre las “zonas autónomas” del levantamiento de 2020:
Incluso si nuestro objetivo es simplemente mantener un espacio físico concreto, tenemos que dar prioridad a la realización de actividades ofensivas en toda la sociedad en general que puedan mantener a nuestros adversarios a la defensiva, a la vez que invertimos energía en las actividades que nutren los movimientos y los espacios en lugar de centrarnos en defender límites concretos. Debemos entender los espacios ocupados como un efecto de nuestros esfuerzos, más que como la causa central en torno a la que nos reunimos.
También podría ser instructivo consultar las experiencias del movimiento de ocupación estudiantil de 2008-2010.
Los medios de comunicación centristas han presentado deshonestamente a los y las participantes en estas manifestaciones como “antisemitas”, ocultando intencionadamente el hecho de que una pluralidad significativa de los organizadores son judíos antisionistas. De hecho, hace sólo cuatro meses, los líderes del Partido Republicano de Texas votaron en contra de prohibir a sus miembros asociarse con nazis y negadores del Holocausto después de que un destacado republicano de Texas recibiera a un conocido supremacista blanco y antisemita. Los que reprimen estas manifestaciones son los que tienen vínculos con el antisemitismo organizado. Como coreaban los estudiantes ayer en Austin, “APD, KKK, IDF, ¡son todos iguales!”1
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mantiene que el ejército israelí sigue decidido a llevar a cabo un asalto terrestre a Rafah, donde actualmente se hacinan más de un millón de personas refugiadas. Si los acontecimientos de los últimos seis meses sirven de indicación, en caso de que se produzca dicha invasión, provocará la muerte de al menos decenas de miles de palestinos más, afectando de manera desproporcionada a mujeres y niños. Este es el horrible escenario que los y las manifestantes se están movilizando para evitar. Todos los que aspiran a solidarizarse con el pueblo palestino deberían estar pensando ahora mismo qué pueden hacer para impedir que Netanyahu ordene un ataque terrestre contra la población de Rafah.
Estudiantes de la Universidad de Texas Austin toman el césped
El 24 de abril de 2024, estudiantes, profesores y miembros de la comunidad se reunieron en el campus de la Universidad de Texas en Austin (UT) para protestar contra el genocidio palestino. La protesta inicial, un abandono de las clases y una Universidad Popular encabezada por el Comité de Solidaridad con Palestina, atrajo a varios cientos de personas a los alrededores del Gregory Gymnasium. A instancias del Presidente de la Universidad Jay Hartzell, un despliegue sin precedentes de policía militarizada atacó inmediatamente la protesta, incluyendo agentes de policía montados, policías estatales fuertemente armados (algunos traídos en autobús desde Houston), y agentes de los departamentos de policía de Austin y de la Universidad de Texas. Durante las seis horas siguientes, miles de personas se enfrentaron valientemente a los agentes de policía, jugando al gato y al ratón por todo el campus, lo que culminó en un enfrentamiento de varias horas en el jardín sur. Finalmente, la policía se vio obligada a retirarse y la multitud se hizo con el control del césped.
Incapaces de tolerar cualquier resistencia a los continuos actos de violencia que patrocinan, las autoridades estadounidenses han desplegado a la policía en universidades de todo el país, incluyendo la Universidad de Nueva York, la Universidad de Minnesota, la Universidad del Sur de California, Emory y Emerson. La Universidad de Austin no fue ajena a esta dinámica emergente. Antes incluso de que empezara la protesta, la universidad estaba preparada para desplegar un gran número de policías.
En cuanto la gente se reunió, la policía no perdió tiempo en cargar y arrebatar a la gente de la multitud, golpeando y empujando sin provocación. La multitud perseveró, desviando repetidamente a los agentes o rodeándolos en círculos concéntricos cada vez más grandes. En múltiples ocasiones, pequeños grupos de agentes se vieron rodeados por todos lados por multitudes que los superaban en número en un orden de magnitud. Al final, fue la policía la que se rindió y abandonó el campus derrotada.
Merece la pena celebrar la dedicación y creatividad de estos manifestantes. Nuestros coetáneos de las acampadas en universidades de todo el país nos han aportado sus propias ideas y reflexiones, ganadas con esfuerzo. A cambio, les enviamos un caluroso saludo y humildemente ofrecemos algunas reflexiones sobre los acontecimientos de ayer para nuestros compañeros que luchan en UT Austin y para aquellos que en otros lugares todavía están planeando sus próximos movimientos.
Acciones audaces, palabras audaces: el coraje es contagioso
Todas las tácticas policiales estaban encaminadas a infundir miedo: gran número de efectivos, material antidisturbios, caballos elevándose sobre la multitud, órdenes imprecisas, captura de manifestantes uno por uno.
Los y las manifestantes no sucumbieron al miedo y fueron recompensados por su valentía. Cuando la policía detuvo a la primera persona, los estudiantes se lanzaron al grito de “¡Que se vayan!”, rodearon los coches patrulla y se alinearon cara a cara con los policías con casco. Las audaces acciones resonaron ampliamente entre la multitud. La multitud ocupó el espacio enérgicamente, llegando a acorralar a la policía en la pasarela. Fue tenso y sudoroso, con una curva de aprendizaje pronunciada, pero cinco horas de enfrentamientos con la policía hicieron que la multitud se sintiera más segura, no menos.
¡No más esperar y ver!
A los veinte minutos de empezar la acción, la marcha se quedó sin dirección. Pero nunca estuvo sin dirección, y su negativa a ser controlada fue su fuerza.
Los momentos de estancamiento, impuestos tanto desde dentro como desde fuera, dieron repetidamente a la policía la oportunidad de dar el primer paso. En esos momentos, las palabras y los gestos improvisados de los individuos permitieron a la multitud desarrollar su inteligencia colectiva. Cada vez que los policías conseguían dividirnos entre líneas policiales, en lados opuestos de una vía pública, en lados opuestos de un edificio, nuestras llamadas a la acción fluían como el agua a su alrededor.
Las propuestas se extendieron entre la multitud. Algunas personas se esfumaron. Otras se engancharon, despertaron entusiasmo y se extendieron como un reguero de pólvora hasta que toda la multitud compartió un objetivo. ¡El césped! ¡Vamos a tomar el césped!
Los estudiantes consiguieron el objetivo de tomar el césped sin esperar instrucciones y mostrándose creativos, encontrando y mostrándose unos a otros rutas para llegar a él. La policía intentó bloquear la marcha en una calle principal, pero los y las participantes se dividieron y corrieron por callejones, saltaron escaleras, se agacharon entre arbustos y se metieron en edificios. Se abrieron las puertas y cientos de personas entraron por ellas al césped desprotegido. Atravesar estos edificios era un momento bautismal.
En Europa, esta estrategia de separarse y volver a formarse al otro lado de los obstáculos se denomina cinco dedos forman un puño.
Sigue avanzando, pero no huyas
La marcha tuvo más éxito cuando los y las participantes mantuvieron la iniciativa, moviéndose antes de que la policía los moviera a ellos y ellas. En los momentos más ingeniosos, la multitud se mantuvo en movimiento, respondiendo a las órdenes de dispersión y a las impenetrables líneas policiales redirigiendo espontáneamente la marcha.
A veces, en los movimientos de protesta, las multitudes simplemente huyen de los enfrentamientos con la esperanza de “permanecer flexibles”. Afortunadamente, esto no es lo que ocurrió en la UT. Existe un equilibrio entre enfrentarse a los obstáculos y permanecer impredecible. Si bien es necesario aprovechar al máximo los momentos en los que se nos obliga a retroceder o a salir, a largo plazo, los movimientos deben ser capaces de obligar a salir a la policía. En lugar de enzarzarnos en enfrentamientos prolongados y esperar a que nos dispersen o nos desplacen, deberíamos tomarnos a pecho esta lección del jueves: luchar donde sea posible; donde no lo sea, permanecer móviles.
Rodeadles
A pesar de sus tácticas de mano dura, la policía no consiguió controlar a la multitud. Ellos tenían el césped, pero nosotras teníamos todo lo demás. Durante toda la tarde, estudiantes, profesores y miembros de la comunidad entraron y salieron del centro comercial sur. La policía se vio rodeada en repetidas ocasiones, y finalmente tuvo que abrirse paso entre la multitud para poder acceder a comida y agua. Los y las manifestantes podrían haber aprovechado mejor ese momento. Espacialmente hablando, mientras la policía ocupó el césped, teníamos las de ganar.
Mientras ellos tenían que defender su precaria posición frente a una oleada tras otra de estudiantes, nosotras podíamos ir y venir, reagruparnos, tomarnos descansos. Cuando los policías montados a caballo se abalanzaron sobre la multitud para barrer la acera, no intentaban controlar a la multitud ni empujarnos a ningún sitio en particular. Intentaban escapar.
Crear espacios que merezca la pena defender
Para mantener el impulso, especialmente el impulso de una ocupación, la gente debe tener una visión de lo que están luchando por defender, lo que quieren crear juntas. Los espacios de imaginación alegre y exuberancia nos dan impulso y dirección incluso cuando no hay una línea de policías o enemigos a los que enfrentarse. Los cánticos pueden mantener el ánimo alto durante los enfrentamientos directos, pero nadie puede gritar todo el día, y la energía del espacio muere junto con el cántico. Las mantas sobre el césped se convierten en depósitos de suministros, donde la distribución de pizza o desinfectante de manos se convierte en un lugar para la reproducción colectiva de nuestras vidas. El material de oficina se convierte en los ingredientes de una formación de acción directa. Estos esfuerzos se reproducen de un modo que las palabras por sí solas no pueden.
En cuanto ocupamos juntas un espacio, debemos llenarlo. Cada amigo, compañero de clase, compañero de trabajo debe ser llamado a unirse a nosotros, trayendo cosas para sostener el espacio y refrescar las líneas del frente. La comida, el agua, los juegos, las actividades y la música pueden anclar nuestra resistencia. Lo que hagamos juntas en estos momentos dará forma a lo que seremos capaces de hacer con el resto de nuestras vidas.
Con un poco más de iniciativa, los pequeños grupos organizados podrían haber sacado mayor partido de la situación. Gran parte del campus quedó vulnerable. Dicho esto, la confianza generada por los acontecimientos de ayer era obvia para cualquiera que permaneciera en el césped. La confianza seguirá creciendo. De momento, algunos profesores de la universidad han declarado “Sin clases, sin calificaciones, sin trabajo”, y se reunirán a mediodía para retomar la actividad donde la dejaron ayer. [Nota del editor: en el momento de la publicación, esto ya había ocurrido; véase la introducción para más detalles.] La concesión del césped por parte de la administración representa una victoria definitiva.
Lo que ocurra a continuación lo determinarán las personas que estén dispuestas a seguir actuando con valentía. Las circunstancias nos lo exigen. Haz lo que sea necesario para detener el genocidio en Gaza. La derrota no es una opción.
Más recursos
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Departmento de Policía de Austin (APD), Ku Klux Klan (KKK) y Fuerzas de Defensa Israelí (IDF) ↩